Los animales de las pinturas rupestres nos hablan de arte y empatía a través de los milenios
El crítico de arte británico John Berger fue pionero en destacar el carácter artístico de las pinturas rupestres paleolíticas, que adornaron cuevas y refugios de todo el mundo durante 20.000 años. Berger propone una interpretación diferente a la idea utilitarista comúnmente aceptada de que nuestros antepasados pintaban para atraer caza y favorecer sus intereses materiales.
Según Berger, los artistas primitivos conocían íntimamente a los animales que pintaban y no mostraban miedo en sus representaciones. Sus imágenes transmiten respeto y una presencia humana revelada por el placer. El arte rupestre es un arte tradicional, que transmite experiencias que amplían la libertad y la capacidad humanas.
En el arte rupestre, el artista es anónimo y su mirada se centra en el animal, no en el ser humano. El arte rupestre podría considerarse como la primera manifestación de la defensa y el cuidado de los animales en la historia humana.
En el arte tradicional, el artista tiene una "idea" o una visión que, en combinación con sus habilidades, utiliza para crear una representación de la realidad. Los artistas del Paleolítico lograron un proceso particularmente perfecto, centrando sus obras en el mundo animal. Los animales actúan como mediadores para expresar y alcanzar la experiencia humana más profunda de la existencia.
Las pinturas rupestres nos muestran un arte puro en el que los artistas se convierten en la imagen que pintan, como sugirió el gran pintor japonés Hokusai. La empatía es una vía de comunicación abierta a través de miles de años, en busca de un objetivo profundo en el que ética y estética se unen.